El palacio, de Kipling

 

Rudyard Kipling, dibujo

 

Posteo, con la autorización expresa de su traductor -Daniel García Rodríguez, a quien agradezco su esfuerzo, magnífico hacer y gentileza- este cautivador poema de Rudyard Kipling. Descansemos y relajémonos, tras el azacaneo de ayer.

 

«Cuando era Rey sabio y Maestro de oficio,

imaginé un palacio de mi gloria y rango.

Cavé cimientos y apareció otro edificio,

ruinoso y deslavazado bajo el fango.

 

Todo era basto en su obra sin arte ni esmero,

salvo epígrafe inscrito en cada bloque labrado:

“Detrás de mi vendrá un maestro obrero;

sabed que en su obra acabó mi legado”.

 

Derribé los muros y abatí las arcadas;

rehíce la hilada, el mortero y la cal.

Sin desprecio ni aprecio por las ruinas calladas,

tomaba a capricho el legado ancestral.

 

Pero entre aquella ceniza y mudo escombro,

derribado el pilar y su arquitrabe,

comprendí sólo entonces y con gran asombro

que en el sueño de aquel obrero reposaba la clave.

 

Siendo Rey orgulloso y de fe verdadera,

me llegó un mensaje de la noche arcana:

“No hay fin en la obra ni gloria postrera;

las torres de hoy son cimientos mañana”.

 

Dejé mi obra en manos del tiempo mensajero,

con un mensaje grabado en el sillar truncado:

“Detrás de mi vendrá un maestro obrero;

sabed que en su obra acabó mi legado”.

 

 

2 comentarios

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2 Respuestas a “El palacio, de Kipling

  1. Este verano por Normandía, visitamos el castillo de Gratot. En un libro escrito con citas de los voluntarios que colaboraron en su restauración, encontramos ésta que nos gustó especialmente:
    «La cantera es la oportunidad para cada uno de descubrirse a él mismo y para descubrir a los otros, la oportunidad de descubrir sus manos, su imaginación…No sabemos utilizar de la noche a la mañana una libertad perdida. La libertad no es más que un antecedente, cuando la encontramos, todo queda por hacer».

  2. Pingback: Cita sobre las citas | Montaigne

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